¿Más vacaciones?
Mitos, realidades y el verdadero sentido del receso
El ciclo escolar 2025-2026 de la SEP comenzará el 1 de septiembre, una semana después de lo habitual, lo que ha generado dudas y suposiciones. Aquí te explicamos qué cambia, qué se mantiene y por qué no todo es lo que parece.

Aunque muchos interpretan esta modificación como “más vacaciones para los maestros”, en realidad, la decisión responde a criterios pedagógicos, logísticos y humanos. Es fundamental distinguir entre el receso estudiantil y el tiempo de trabajo docente: una semana más sin clases no significa una semana libre para todos.
Receso no es igual a vacaciones
Del 25 al 29 de agosto de 2025, habrá receso escolar. No habrá clases para estudiantes, pero los docentes participarán en la Fase Intensiva del Consejo Técnico Escolar (CTE): un espacio esencial para la planeación y reflexión pedagógica que antecede al arranque del ciclo.
Desmitificando las “vacaciones extendidas”
A continuación, desmontamos algunos de los mitos más comunes sobre el nuevo calendario:
- Mito 1: Las vacaciones serán más cortas
Realidad: Falso. El nuevo calendario extiende una semana el receso previo al inicio de clases. - Mito 2: El regreso a clases será como siempre, en agosto
Realidad: Este año, las clases inician en septiembre. La última semana de agosto se dedicará a la Fase Intensiva del CTE. - Mito 3: Ya no habrá puentes escolares
Realidad: Se mantienen los días de suspensión oficial y los correspondientes a la Fase Ordinaria del CTE. - Mito 4: La semana adicional solo beneficia a los estudiantes
Realidad: También representa una oportunidad para que las y los docentes planifiquen, organicen y se preparen. Aunque no es tiempo libre, sí es un espacio necesario para fortalecer su labor. - Mito 5: Los docentes tienen demasiadas vacaciones
Realidad: El trabajo docente trasciende el aula. Incluye planeación, evaluación, reuniones, gestión y acompañamiento emocional a lo largo de todo el ciclo escolar.
Celebramos decisiones que ponen al centro el bienestar físico y emocional de las comunidades escolares. Comprender el valor de las pausas conscientes y planificadas es clave para asegurar aprendizajes significativos y duraderos.